Ciclo del
fosforo
El
fósforo es un componente esencial de los organismos. Forma parte de los ácidos
nucleicos (ADN y ARN); del ATP y de otras moléculas que tienen PO43-
y que almacenan la energía química; de los fosfolípidos que forman las
membranas celulares; y de los huesos y dientes de los animales.
Está en pequeñas cantidades en las plantas, en proporciones de un 0,2%,
aproximadamente. En los animales hasta el 1% de su masa puede ser fósforo.
Su reserva fundamental en la naturaleza es
la corteza terrestre. Por meteorización de las rocas o sacado por las cenizas
volcánicas, queda disponible para que lo puedan tomar las plantas. Con
facilidad es arrastrado por las aguas y llega al mar. Parte del que es
arrastrado sedimenta al fondo del mar y forma rocas que tardarán millones de
años en volver a emerger y liberar de nuevo las sales de fósforo.
Otra parte es absorbido por el plancton que, a su
vez, es comido por organismos filtradores de plancton, como algunas especies de
peces. Cuando estos peces son comidos por aves que tienen sus nidos en tierra,
devuelven parte del fósforo en las heces (guano) a tierra.
Es el principal factor limitante en los
ecosistemas acuáticos y en los lugares en los que las corrientes marinas suben
del fondo, arrastrando fósforo del que se ha ido sedimentando, el plancton
prolifera en la superficie. Al haber tanto alimento se multiplican los bancos
de peces, formándose las grandes pesquerías del Gran Sol, costas occidentales
de Africa y América del Sur y otras.
Con los compuestos de fósforo que se recogen
directamente de los grandes depósitos acumulados en algunos lugares de la
tierra se abonan los terrenos de cultivo, a veces en cantidades desmesuradas,
originándose problemas de eutrofización.